CONMEMORANDO EL DÍA DE LA MUJER EN EL ÁMBITO DE LA CIENCIA

Virginia

Para conmemorar el día de la mujer, invitamos a la investigadora tucumana Virginia Albarracín a reflexionar sobre la situación de las científicas en las instituciones de esta provincia, particularmente en el Conicet.

CONMEMORANDO EL DÍA DE LA MUJER EN EL ÁMBITO DE LA CIENCIA

La lucha por los derechos de igualdad de las mujeres se expande y penetra todos los ambientes, actividades, ideas y discursos. En el ámbito científico estamos acostumbrados a recortar las visiones del objeto en estudio para aplicarles métodos de diagnóstico e interpretación. Con el ánimo de desnaturalizar lo cercano y cotidiano podemos, por ejemplo, analizar la posición femenina en nuestro propio sector de trabajo y desarrollo personal.

Para conmemorar el día de la mujer, invitamos a la investigadora tucumana Virginia Albarracín a reflexionar sobre la situación de las científicas en las instituciones de esta provincia, particularmente en el Conicet.

En su respuesta, Virginia describe con datos y conceptos esa realidad, encontrando una situación de feminización alta en la actividad que, sin embargo, no la satisface. Nos deja preguntas y propuestas para seguir investigando, pero también algo muy valioso: una invitación a participar y comprometernos con la igualdad de género en el próximo Encuentro de Mujeres Universitarias y Científicas de Tucumán (II EMUCIT) programado para el 24 y 25 de abril con el lema “Por una ciencia con perspectiva de género”.

La Secretaría de Innovación y Desarrollo Tecnológico desea manifestar su compromiso con la búsqueda de igualdad de género y su convicción que la misma significará, además de un estadio superior de justicia y legitimidad, un mayor  aprovechamiento de capacidades humanas imprescindibles para el desarrollo social sostenible.

LA FEMINIZACIÓN DE LA CIENCIA TUCUMANA

Por Virginia Helena Albarracín

En el auge de las sociedades del conocimiento, la ciencia y la tecnología se constituyen como actividades neurálgicas para el desarrollo sustentable de una nación. Asimismo, la igualdad de género es fundamental para el logro de los objetivos del Desarrollo Sostenible establecidos por la ONU para el 2030. Durante las últimas décadas se han realizado programas específicos para inspirar e involucrar a las mujeres y las niñas en la ciencia. Uno de ellos ha sido el de la Asamblea General de las Naciones Unidas que adoptó la resolución A/RES/70/212 declarando el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

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Sin embargo, estos esfuerzos no han resultado del todo eficaces. A nivel global, menos del 30% de los investigadores son mujeres. Según los datos de la UNESCO (2014 – 2016), solo alrededor del 30% de todas las estudiantes seleccionan campos relacionados con STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) en educación superior. A nivel mundial, la matrícula de estudiantes femeninas es particularmente baja en TICs (3%), ciencias naturales, matemáticas y estadísticas (5%) y en ingeniería, manufactura y construcción (8%). No sólo el porcentaje de mujeres en disciplinas científicas y tecnológicas es bajo sino que también se observa que los estadios iniciales de formación están ocupados por mayor cantidad de mujeres pero que su proporción va disminuyendo conforme aumenta el nivel de responsabilidad y la capacidad para la toma de decisiones. Por ejemplo, las mujeres no se destacan como actores mayoritarios en las mesas de las empresas tecnológicas tipo start-up, mientras que en las conferencias científicas internacionales la participación femenina como keynote speakers es escasa. Se percibe que esto es así debido a prejuicios, discriminación y a los estereotipos de género que alejan a las mujeres y niñas de la ciencia y de los puestos de mayor decisión, donde justamente se definen las políticas científicas.

En Argentina, según datos del MINCyT (de cuando todavía era ministerio, en 2017), las investigadoras representaban el 52,4% del total en Argentina y las becarias un 59,3%. En particular en el CONICET, principal organismo de CyT en Argentina que organiza a sus investigadores de acuerdo a su nivel de avance en la carrera científica en categorías de Asistente, Adjunto, Independiente, Principal y Superior, las mujeres representan el 53,4% del total. A pesar de la igualitaria presencia de mujeres y hombres en el sistema científico general, cuando los datos son analizados en clave dinámica, aparecen marcadas diferencias de porcentajes en cada categoría. Las mujeres son mayoría en los primeros dos niveles: Asistente (60.7%) y Adjunto (55%) para convertirse en minoría en los siguientes escalones: Independiente (49%), Principal (41,6%) y Superior (25,4%). Pero esto se torna más desigual si analizamos los porcentajes de mujeres en posiciones de gestión institucional y como decisoras de políticas científicas. En los 61 años de existencia del CONICET, solo un período de gestión fue encabezado por una mujer, la astrofísica Marta Rovira entre 2008 y 2012. Muy recientemente, la vicepresidenta de Asuntos Científicos, Dra. Mirtha Flawiá, tomó posesión del cargo de Presidenta Interina de CONICET por licencia del Dr. Alejandro Ceccato. Históricamente, el Directorio del CONICET ha estado formado mayoritariamente por hombres, con un porcentaje de representación femenina que no ha superado el 30% en ningún caso. En coincidencia, en las direcciones de los Centros Científicos Tecnológicos del CONICET a nivel nacional, las mujeres son apenas el 20%. Por último, el principal órgano decisorio de Argentina, la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, encontramos sólo dos mujeres con puestos de un moderado nivel de decisión: Lic. Paula Nahirñak, Subsecretaria de Coordinación Institucional y la Dra. Mariana Herrera Piñero, Directora del Banco Nacional de Datos Genéticos.

Sin embargo, a 1200 km de la capital, en Tucumán, los datos empiezan a mostrar cambios que transparentan otra realidad. El CONICET-Tucumán registra una población de investigadoras del 61,3%, una media muy superior al valor nacional (CONICET 2019). Pero también sorpresivamente las mujeres son mayoría en todas las categorías: Asistente (65.9%) y Adjunto (60.6%), Independiente (60.7%), Principal (52.9%) y Superior (66.7%). La igualdad no se mantiene en el siguiente nivel de responsabilidad: las direcciones de instituto son en su mayoría para investigadores (5 directoras de 15 unidades ejecutoras de Tucumán). De todas formas, y por algún motivo, Tucumán intenta escapar al menos parcialmente al temible efecto “techo de cristal” nacional y mundial en CyT. Pero es esta “feminización” de la ciencia tucumana un dato alentador en sí mismo?

Recordemos que este concepto de feminización hace referencia al predominio de las mujeres en una determinada profesión o proceso social poniendo la perspectiva de género en el análisis de un problema económico global. Según la doctora en Economía y profesora de la UNT, Dra. Luciana Garat, la feminización de una profesión o actividad no implica necesariamente que las mujeres han conquistado este espacio por sobre los hombres, sino que se explicaría mejor como un repliegue masculino de un ambiente laboral con condiciones más precarias y sueldos poco competitivos. Agrega que esta situación de feminización se observa en la docencia universitaria: “Las mujeres aceptan trabajos menos redituables ya que tienen menos chances de acceder a un empleo competitivo de mejor calidad en el ámbito privado, empresario o industrial. Esto también explica la brecha salarial entre mujeres y hombres en Argentina”.

Entonces cabe preguntarse si la predominancia de mujeres en la ciencia Tucumana no es un reflejo de la crisis presupuestaria que atraviesa el sector. En efecto, en los últimos cuatro años los sueldos de becarios e investigadores del CONICET han visto caer drásticamente su poder adquisitivo a la vez que las condiciones de trabajo, incluyendo la adecuada disponibilidad de subsidios importantes para poder sostener las investigaciones de excelencia, se volvieron más deficientes. Por supuesto, esto es una sola arista del problema; otras explicaciones posibles deben ser propuestas en base a un análisis más exhaustivo de los datos y teniendo en cuenta las condiciones de trabajo de las científicas tucumanas. Podríamos preguntarnos: ¿las mujeres de esta provincia enfrentan menos procesos de discriminación o violencia institucional que en otros lugares de Argentina? ¿hay modelos de mujeres exitosas en las carreras científicas lo suficientemente visibilizadas para que sirven de espejo para las nuevas generaciones? ¿cómo es la distribución del tiempo laboral vs. familiar? ¿hay sistemas de contención institucional para garantizar que las maternidades no ralenticen la carrera científica de las mujeres? ¿los investigadores que dirigen becarios y proyectos tienen en cuenta la perspectiva de género en la dinámica de su grupo?

Estos y otros temas serán el foco del debate que se propone para el próximo Encuentro de Mujeres Universitarias y Científicas de Tucumán (II EMUCIT) programado para el 24 y 25 de Abril con el lema “Por una ciencia con perspectiva de género” organizado por SIDETEC, Instituto Superior de Estudios Sociales (UNT-CONICET), Centro de Microscopía Electrónica (UNT-CONICET), Facultad de Ciencias Naturales e IML, UNT, Universidad San Pablo-T, Observatorio de Fenómenos Urbanos y Territoriales – Laboratorio de Género y Urbanismo, FAU-UNT.

 

Virginia Helena Albarracín: Licenciada en Ciencias Biológicas Orientación Zoología (2001), Doctora en Bioquímica (2007). Realizó estancias postdoctorales en el Centro de Biotecnología Marina de la Universidad de Maryland, USA (2007-2008) y en el Instituto Max-Planck de Conversión de la Energía Química en Alemania (2008-2013)

Actualmente se desempeña como Investigadora Independiente del CONICET, Profesora Titular Cátedra de Biología Molecular e Ingeniería Genética, Instituto de Salud y Calidad de Vida de la USP-T, Docente-Investigadora Fac. de Ciencias Naturales e IML, UNT, Responsable Científica del Centro de Microscopia Electrónica (CIME-UNT-CONICET), Directora del Laboratorio de Microbiología Ultraestructural y Molecular del CIME. Autora de numerosas publicaciones en revistas y libros científicos sobre investigaciones en el campo de la microbiología y fotobiología molecular. Es directora de proyectos financiados por agencias e instituciones locales, regionales e internacionales. Lidera la iniciativa “Ciencia con M”, un programa para mejorar la participación de las mujeres en la ciencia y fomentar las vocaciones científicas en niñas y adolescentes.

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