El CONICET durante la última dictadura cívico-militar en la Argentina (1976-1983)

• Informe elaborado en el marco del “Acuerdo por la Memoria INTA-CONICET”

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Comentarios de un investigador de CONICET, hoy

Dr. Andrés Martín

La solicitud de la reseña de este artículo sobre los efectos de la dictadura en un organismo de ciencia y tecnología como el CONICET me encuentra en una posición muy particular en este complejo año del siglo XXI. Por un lado me encuentro ejerciendo la investigación científica y la docencia universitaria en el CONICET y en la Universidad Tecnológica Nacional. Por otro lado, toda mi familia se encuentra en el proceso de sostener como querellantes el juicio por el denominado “Operativo Independencia” realizado por las fuerzas armadas en el año 1975. Es el suceso en el que secuestran y desaparecen a mi padre, Julio Antonio Martín Martín. También a mi tío Hugo “El Chato” Gargiulo y a mi tía Carmen “Cachi” Gómez. Y a muchos, muchos otros (1). Estar atravesado actualmente por estas dos circunstancias me permite recrear en la imaginación las escenas que el documento histórico de Caldelari describe con puntillosa precisión. ¿Cómo se ejercía la presión que conduce a la renuncia de un investigador?, ¿cómo se empuja a los “depurables” hacia el sumario y la expulsión?, ¿cómo era la vida bajo un estado que ejercía el terror pero lo disimulaba a través de la supuesta vigencia de la legalidad?
La primera imagen proviene de la declaración de mi madre en el juicio oral y público por el denominado “Operativo Independencia”. En su exposición contó como uno de los fundadores del INSIBIO y mentor de su carrera le aconsejó firmar los artículos, documentos científicos y cualquier acto administrativo con su apellido de soltera. Lejos de consistir una defensa por la igualdad de género, el consejo apuntaba a la supervivencia. Resulta que el sistema científico se encuentra supervisado por un agobiante aparato burocrático que habilita pero sobre todo facilita la interposición de cualquier arbitrariedad para el entorpecimiento de la carrera de un investigador. En el caso de mi madre, el apellido Martín podría haber sido un obstáculo para una designación, una beca o un subsidio para investigar. En el sistema hubiese figurado una presentación fuera de término, un error en la fecha, o alguna cosa por el estilo. Lo macabro de este mecanismo se manifiesta cuando se cae en la cuenta que todo su cometido consiste en encubrir, dotando de legalidad y objetividad, determinadas arbitrariedades. En el extremo se encuentran los casos comentados por Caldelari, donde “el sistema” (adviértase la pretendida objetividad en este sujeto, ya que se trata de un mecanismo y no de personas que deciden!) declara cesante a un investigador debido al “abandono” de su puesto de trabajo: el investigador fue secuestrado y asesinado. Pero el sistema solamente tiene casillas en el formulario para indicar enfermedades, matrimonios y/o viajes al exterior como causantes de prolongadas ausencias. Secuestro y desaparición no pueden ser asentadas, por lo tanto el sistema suma los días de ausencia y objetivamente determina que la persona ha faltado más de lo estipulado en tal y cual artículo del reglamento, lo que la hace pasible de ser expulsada de la institución. ¿Acaso la ciencia no es neutral?
Cuando se está en posición de manejar este sistema de formularios, mesas de entradas, evaluaciones, premios y castigos, se tiene el poder para inducir muchos comportamientos. En aquel entonces, un comentario al pasar “no te va a salir el proyecto que pediste”, y que no te salga, es síntoma certero que sería mejor renunciar. Muchos lo hicieron. Otros “resistieron” un tiempo. Si no te salen varios proyectos tu producción científica decae. Si decae tu producción se te evalúa negativamente. El paso siguiente es el sumario y la expulsión. Pero todo es legal, nada es fruto de una deliberada direccionalidad. Es el normal fluir de los acontecimientos sujetos a unas leyes neutrales.
Además del aporte de nombres y el rescate de la memoria en el ámbito de la ciencia que representa el trabajo de Caldelari, una de sus mayores contribuciones es que nos interpela acerca de esta supuesta neutralidad del sistema elaborado para administrar al sistema científico. Revela lo que ocultan en muchos casos los engranajes burocráticos y señala una vez más la importancia de que estos mecanismos se encuentren bajo el control de instancias democráticas de discusión y decisión.

1. Valiosa información sobre todos los juicios realizados hasta el momento en la provincia puede obtenerse en el sitio: http://diariodeljuiciotucuman.blogspot.com.ar/

Andrés Martín. Licenciado en Filosofía (UNT), Especialista y Doctor en Medio Ambiente Visual e Iluminación Eficiente (UNT). Investigador Asistente de CONICET con sede en el Instituto de Investigación en Luz, Ambiente y Visión – Centro Científico Tecnológico Tucumán de CONICET-. Profesor de Ingeniería y Sociedad en la Facultad Regional Tucumán de la UTN.